DEVOCIONAL | SEMANA3 DÍA 3

Descubrimos esta sencilla narrativa en Nehemías 3 que resalta los sufrimientos que Nehemías tuvo para describir cada parte de la reconstrucción del muro. La descripción se repite cinco veces dentro del capítulo y nos recuerda que Dios nunca pierde un solo detalle de nuestras vidas.

El recuento específico de la “colocación de vigas, configuración de puertas, pernos y barras” es tan detallado y medido que podríamos preguntarnos acerca de su importancia. ¿Cómo puede un Dios que creó El vasto universo, también preocuparse por algo tan insignificante como los pernos y barras? ¿Por qué Nehemías documentaría los nombres de los hombres que completaron este trabajo, tanto como la tarea única en la que pusieron su mano?

Incluso ahora, Dios está en el negocio de reconstruir vidas y restaurar comunidades. Sus planes son igual de específicos y detallados. Nos incluyen a cada uno de nosotros por nombre. Él capacita a cada persona para la tarea en cuestión. Ninguna asignación es demasiado pequeña, y ninguna porción de tierra puede permanecer en ruinas.

Estamos llamados a llevar su evangelio a nuestra ciudad: “Jerusalén y en toda Judea y Samaria, y hasta el fin de la tierra” (Hechos 1: 8).

El salmista alabó a Dios en el Salmo 104: 3 diciendo: “Él pone los rayos de sus cámaras en las aguas…” Y en el Salmo 147: 13, se nos recuerda que “Él fortalece los límites de tus puertas.” Nehemías ordenó a la gente que hiciera el trabajo, pero la sabiduría y la gracia que necesitaban procedían solo de Dios. Reconstruir el muro fortificaría la ciudad para los israelitas y serviría como una metáfora espiritual para nosotros.

Nuestra estabilidad y protección espiritual está amurallada y cerrada por Jesucristo. Él restaura nuestras vidas y transforma nuestros corazones para que experimentemos seguridad al unirnos a Su edificación del Reino aquí y ahora.