EL PASAJE: Nehemías 1:5, Lectura adicional: Mateo 5: 9-12. Salmo 35
EL PUNTO: Un alto concepto de Dios.
Nehemías no solo ora acerca de su carga, sino también acerca de quién es Su Dios. ¡Siempre vemos esto a lo largo de las Escrituras! Mi temor es que lo perdemos de vista con demasiada frecuencia. Oramos a Dios como si fuera una máquina de chicles cósmica, y esperamos obtener el color correcto. Ofrecemos nuestras peticiones y nuestras cargas, pero no ofrecemos nuestra perspectiva. No me malinterpretes. Dios quiere escuchar nuestras peticiones, y también quiere conocer nuestras cargas; pero sobretodo, quiere que nuestros corazones estén en línea con la verdad de quién es Él. Conforme al diseñó de Dios, esto lo logramos a través de la oración.
¿Por qué es tan importante orar a Dios, ACERCA DE Dios? ¿Es acaso que Él no sabe quién es? ¡Por su puesto que lo sabe! Adoramos a Dios a través de la oración, para su gloria y nuestro beneficio en ese orden. Dios recibe la gloria cuando alabamos su nombre en el patio, y también cuando lo alabamos en el armario. Luego, para que el trato sea aún más dulce, nuestros corazones y mentes se aseguran en Dios, que es mucho MÁS grande, Mucho MÁS sabio, y mucho MÁS poderoso que cualquiera de nuestras cargas. Entonces cobramos la correcta perspectiva de Dios.
En su libro Tú puedes Cambiar, Tim Chester identificó cuatro verdades vivificantes acerca de Dios:
– Dios es grande, así que no tenemos que estar en control.
– Dios es glorioso – así que no tenemos que temer a los demás.
– Dios es bueno, así que no tenemos que buscar en otra parte.
– Dios es amable, así que no tenemos que probarnos a nosotros mismos
Poner nuestros corazones y mentes en quién es Dios cambia la forma en que vivimos. Plantar 100 iglesias en vecindarios es una tarea ENORME; pero no en comparación con la grandeza de Dios. Compartir el evangelio en una conversación cotidiana podría llevar al rechazo; pero ¿quién gana? ¿Es acerca de tu gloria, o acerca de la gloria de Dios? Creo que la respuesta es obvia. Cuando ponemos nuestros ojos en la gloria de Dios y no en la nuestra, el temor al hombre se hace más borroso. Reconstruir el muro de Jerusalén fue una tarea difícil para Nehemías. Podía tomar años; pero Dios lo ayudó a hacerlo en 52 días.